Muchas veces nos vemos enfrentados a la situación de tener que elegir o decidir.
A veces son cuestiones sencillas o cotidianas, no por eso menos importantes y a veces decisiones que nos cambian la vida.
Para elegir ¿usamos la razón, el corazón o el bolsillo??
Qué dilema!!
De por sí, elegir es un trabajo. Tenemos que ubicarnos en algún punto de vista y desde allí decidir. Seguramente ubicados en distintos puntos de vista, elegiriamos diferente, pero en general, elegir, implica decidir por una opción, dejando otras afuera y eso es lo difícil.
Incluso, siempre está la duda de haber elegido bien y la fantasía de que si hubiésemos elegido otra cosa, hubiese estado mejor.
Según la circunstancia elegiremos desde la razón, el corazón o el bolsillo.
En ocasiones, elegir con la razón, el corazón y el bolsillo, nos puede llevar a caminos complementarios, pero otras veces, nos lleva a caminos opuestos.
El inconveniente surge cuando decidir por una variable, perturba a la otra… allí estamos en problemas y tenemos que tomar una decisión.
Desde donde elegimos. Desde el deseo? Desde la conveniencia? Desde lo que corresponde? Desde lo que podemos?
Este dilema se presenta en cualquier tipo de elección y está bueno tenerlo presente.
Si bien elegir es una situación que demanda esfuerzo, tiempo, reflexión, también nos da poder sobre nuestra vida y sobre nosotros mismos. No es lo mismo, transitar situaciones llevados por la corriente, que eligiendo que queremos y cómo queremos hacerlo.
Tener en claro qué elegimos, porque y desde donde.posiblemente nos ayude a decidir cada vez más cerca de nuestro corazón sin desestimar la razón y nuestras posibilidades.
Lic. Marisa Ludmer