Los miedos son parte de la gama de sentimientos del ser humano. A veces nos acechan, inhiben o torturan. Los miedos tienen la más variada raigambre y la más variada gama. Pero lo que tiene en común todos los miedos es que son producto de nuestra propia mente o mejor dicho, de cómo nos enfrentamos a algunas situaciones que nos suceden. Muchas veces esperan adentro nuestro como tigres agazapados y cuando encuentran la oportunidad salen al ataque.
El problema no es que existan porque hasta nos sirven de advertencia o señal, sino de que nos amordacen y no nos dejen respirar.
Solo nosotros podemos desarticularlos (aunque pidamos ayuda para lograrlo). Para resolverlos tenemos que identificarlos e ir rodeandolos de a poco hasta atraparlos. Los miedos son parte de la vida, nos hablan y si no los escuchamos, nos hablan más fuerte. Para vencerlos tenemos que hacer pie en nuestros propios recursos y cuando creamos que es posible desarticularlos, seguramente nos sorprendamos de cómo cambió nuestra perspectiva. Con los miedos comandando nuestra vida, la visión es una. Con los miedos conocidos y domesticados, la visión es otra.
Lic. Marisa Ludmer