Cuantas veces parimos a nuestros hijos? A mi entender, cada vez que les habilitamos a salir al mundo, a ser independientes, lo que signifique serlo en cada etapa de la vida.
Lo asocio a parir, porque es dejarlos salir de las ideas y situaciones familiares, para encontrar sus propios rumbos. Parece que es solo trabajo de ellos desarrollarse en la vida, pero no es así! Ellos tienen que hacer su camino, pero los padres, como referencia, base y sostén aportan su granito de arena. Como en el parto, es el trabajo conjunto entre padres e hijos el que permite que el bebé vea la luz, durante la crianza es el trabajo conjunto el que va a permitir que ese niño se desarrolle. Los invito a preguntarse en qué lugar nos ubicamos como padres frente a nuestros hijos, cada vez que ellos eligen su propio camino.
Están los padres a los que les cuesta dejar partir a los hijos, entonces los hijos o se van igual en contra de la voluntad de sus padres o se quedan, frenando sus propios caminos para no desilusionarlos. Están los que avalan la salida y los que se abstienen.
Hay un montón de libros sobre cómo criar a los hijos, desde chiquitos a adolescentes.
No los hay acerca de qué lugar ocupan los padres con hijos jóvenes o adultos.
No hay edad tope para necesitar el aval o el consejo de un padre y para que la opinión de ellos influya en nuestro destino. Me gustaría terminar con una frase conocida: Los hijos son como barcos, tienen que salir y vivir sus propias tempestades y cuando necesiten venir a nutrirse en los puertos de los padres, donde siempre podrán recargar energías y seguir adelante.
El diálogo y las diferencias entre padres e hijos, tienen la función de iluminar, tanto a hijos como a padres. No nos perdamos esa oportunidad.