El propio juez interior, es un personaje interno que convive habitualmente con nosotros y que trata de evaluarnos permanentemente.
En ocasiones se transforma en nuestro peor enemigo y no nos deja respirar, nos hostiga y nos exige. Se invisibiliza con el argumentos de lo que es lo socialmente aceptable y lógico, pero es solo un escondite para la propia tortura desde argumentos razonables. Otras veces se esconde en objetivos a lograr, pero solo nos deja en falta con nosotros mismos. Es inapelable, difícil de desestimar y de dejar de escuchar. Se mete en nuestra mente y la condiciona.
Tener registro de este personaje interno, nos va a permitir visibilizarlo. Cuando uno registra lo que siente y lo puede y reconocer, este sentimiento puede tomar distintos rumbos. No va a desaparecer nuestro juez interior, pero si podemos elegir cómo ubicarnos frente a él si tenemos conciencia del mismo. Con cara de que nos ayuda a ser correctos, se ocupa de exigirnos cada vez más. Gran parte de la descalificación propia, muchas veces proviene de este juez especialmente cuando nos miramos inquisitivamente a nosotros mismos.
Lic. Marisa Ludmer